En la medida en que nos relacionamos, ejercemos una influencia determinante sobre los demás. Somos seres sociales, empujados a conectar. Son muchos los momentos a lo largo del día relacionándonos con otros y esto determina nuestro estado de ánimo.

La pregunta que nos hacemos es ¿podemos mejorar nuestras relaciones con los demás hasta el punto de esto pueda tener una influencia positiva en nosotros mismos? Ya sabes, no esperes cambios en los demás si tú no cambias nada.

Una idea para empezar: todos criticamos, a veces mucho. Estaría bien dejar de criticar, pero igual es un objetivo demasiado ambicioso, vamos a empezar por algo más asequible. El elogio. Sí, el elogio sincero, ese gran desconocido u olvidado. ¿Te has parado a pensar lo fácil y rápido que es criticar y lo que cuesta hacer un elogio sincero? Pero, ¿Te has parado a pensar en las consecuencias que conlleva un elogio sincero frente a una crítica.

Si puedes elegir y nunca es demasiado tarde, elige el elogio.

Ejemplo 1: “Esto es una metedura de pata garrafal, parece mentira, es que no lo entiendo…”.

Ejemplo 2: “Bien, es cierto que es un error, pero te honra haberlo comunicado a tiempo y esto nos ayuda a tomar decisiones”.

Ejercicio que os proponemos: intenta cada día reconvertir una crítica tuya o de otro en un elogio sincero, no olvides que el elogio predispone positivamente, desbloquea el miedo a la acción y alimenta un clima más positivo de empatía y colaboración.

En Vivencia y Talento Consultores realizamos una formación práctica que mejora las relaciones interpersonales y contribuye a crear un clima laboral sano.