Hay que valorar la importancia de la búsqueda de recursos eficaces para un entrenamiento innovador, dinámico y efectivo en el aula más que una formación academicista.

Actualmente las organizaciones emprendedoras recurren a todos los medios posibles que les pueda facilitar la mejoría de los aspectos socio-empresariales, muchas veces considerados los cimientos del resto de actividades de las empresas.

Si bien es cierto que en un determinado momento, puede dar la sensación de que la formación empresarial depende de las modas, como en todos los sectores, este campo se ve impregnado últimamente de una preocupación por la funcionalidad de las técnicas empleadas que nos permite mejorar la buena gestión de los Recursos Humanos para obtener mejores resultados en todos los sentidos.

Muchos proyectos de implantación de gestión por competencias no dan los resultados esperados por falta de información interna, por insatisfacción de los empleados o por falta de motivación.

Desde nuestra opinión y basándonos en la experiencia, podemos decir que cualquier iniciativa de este tipo, tiene que empezar creando una base fértil para poder cosechar los frutos de las inversiones, así como mejorar y cambiar. Esta base no es otra que la persona satisfecha con su trabajo, con su entorno, con sus posibilidades de crecer, con sus posibilidades de utilizar su creatividad y con su integración en el circuito de información. Es la creación de ilusión por el trabajo lo que hace rentable invertir en gestión por competencias.

Recuerdo con cariño la primera vez que escuché la historia de los tres canteros.

Un peregrino vio a tres hombres dando forma a una piedra, se acercó y preguntó al primero qué hacía, éste contestó que picaba una piedra, se acercó a preguntar al segundo cantero que le explicó como daba forma a una piedra clave para un arco. No contento con la respuesta preguntó a un tercer cantero quien le dijo: - “Estamos construyendo una catedral”.